El desarrollo de competencias como la lectura, la escritura y el cálculo puede verse afectado por diversas causas, como déficits sensoriales o motores, una instrucción inadecuada o una falta de motivación, entre otros factores. Sin embargo, en algunos casos, estas dificultades surgen de manera específica e inesperada, sin que se presenten las causas mencionadas, y se manifiestan de forma significativa y persistente, en comparación con lo esperado para el nivel de la persona. En estas situaciones, se habla de trastornos específicos del aprendizaje. Cuando se ve afectada la lectura y la escritura, se denomina dislexia; mientras que si la dificultad está relacionada con las matemáticas, se conoce como discalculia.
¿Cuál es la explicación subyacente a los trastornos específicos del lenguaje?
Estos trastornos son el resultado de una disfunción en el sistema nervioso central, ya sea debido a factores genéticos o a un daño cerebral. Esta disfunción afecta la capacidad del cerebro para automatizar correctamente ciertas competencias. Sin embargo, dado que el cerebro presenta una considerable plasticidad, es capaz de aprender y compensar algunas de estas dificultades, lo que hace que el entorno y las intervenciones sean factores clave en el proceso de adaptación. En este sentido, con una intervención adecuada y en función de varios factores, es posible alcanzar un nivel de competencia lectora o escritora altamente satisfactorio.
¿Cuál es el enfoque en el tratamiento de las dificultades específicas del aprendizaje?
Es común que las dificultades de aprendizaje se presenten en conjunto con alteraciones de otras capacidades, como las atencionales o visoperceptivas, fenómeno conocido como comorbilidad. En este contexto, las intervenciones se implementan de acuerdo con las dificultades específicas de cada infante, identificando previamente las áreas que requieren mayor atención.
En los casos en que se presentan dificultades en la lectoescritura, se fomenta el desarrollo de las habilidades de lectura y escritura a través de intervenciones especializadas. Para aquellos infantes que presentan problemas en la comprensión lectora, se implementan actividades específicas dirigidas a mejorar dicha comprensión, al mismo tiempo que se enseñan estrategias que faciliten este proceso. Asimismo, se hace énfasis en trabajar la velocidad de procesamiento, con el fin de optimizar tanto la ejecución cognitiva como el tiempo que se requiere para realizar una tarea. En esta línea, la relación entre atención y velocidad de procesamiento es crítica, por lo que la intervención debe integrar ambos aspectos. Es prioritario trabajar en la mejora de la atención, enfocándose tanto en la capacidad de mantener la concentración de manera sostenida, como en el desarrollo de la atención selectiva y dividida. En cuanto a la memoria, dado que se trata de un proceso cognitivo complejo, se realizará una exploración detallada del perfil de afectación con el fin de adaptar la intervención neuropsicológica.
Además, paralelamente a la intervención cognitiva, se trabaja en el ámbito emocional relacionado con el aprendizaje, abordando aspectos como la motivación escolar, la baja autoestima asociada a la dificultad de comprensión de la materia, y la gestión de la tolerancia a la frustración.